miércoles, 5 de mayo de 2010

Con las manos en los bolsillos

LISTIN DIARIO, 5MAYO2010
Puntos de vista
PRISMA ECONÓMICO


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Con las manos en los bolsillos

Frank Fuentes Brito - 5/5/2010

A diferencia de los bancos centrales de economías desarrolladas, las características de los mercados cambiarios en países en desarrollo obligan a que las autoridades monetarias den un estrecho seguimiento a la trayectoria del tipo de cambio. Esto implica participar, en determinadas ocasiones, de las operaciones de compra y venta de divisas, previendo los efectos de las fluctuaciones cambiarias sobre la inflación.

Aún bajo un régimen de tipo de cambio flexible, las intervenciones de los bancos centrales constituyen un importante instrumento de política, y pueden estar orientadas a estabilizar las expectativas, “poner orden” en el mercado y frenar movimientos injustificados derivados de perturbaciones temporales.

Corregir cualquier desalineamiento cambiario permite evitar un impacto negativo sobre la competitividad de las exportaciones y la posición de liquidez externa del país.

Ahora bien, la efectividad de la participación del Banco Central en el mercado no sólo descansa en el nivel de reservas internacionales, sino también en la credibilidad de las autoridades. Tanto la literatura económica como la evidencia empírica confirman que un anuncio creíble puede afectar las expectativas de los agentes económicos sobre el tipo de cambio y modificar su tendencia.

Una ilustración de esto es el comportamiento reciente del tipo de cambio en el país. Es entendible que en un mercado pequeño, en el que se transan entre US$90 y US$100 millones diarios en operaciones de compra y venta de divisas, un incremento súbito y desproporcionado de la demanda produzca un movimiento abrupto del tipo de cambio.

Este tipo de solicitudes de gran volumen tienden a generar “ruido” que, al repetirse, produce una especie de “eco” en el mercado, que abulta el tamaño de la orden y pone en alerta a los vendedores de divisas, los cuales, como todo participante en un mercado libre, buscan generar ganancias.

Ante esta situación, la credibilidad que respalda los anuncios del BC evitó que esta dinámica degenerara en un clima de especulación dominado por la búsqueda de ganancias irregulares a costa la estabilidad cambiaria. Con este tipo de acciones, las autoridades demuestran su compromiso de actuar ante cualquier perturbación que desvíe la trayectoria del tipo de cambio de su nivel de equilibrio de largo plazo, acorde con los fundamentos macroeconómicos.

De hecho, una evidencia de que en RD no existen condiciones para una escalada alcista del precio del dólar es que durante las reuniones de Primavera del FMI, la preocupación de los principales funcionarios del Fondo era la posibilidad de que se produzca una abrupta apreciación del tipo de cambio en el mercado doméstico por el incremento del flujo de recursos externos hacia el país. Esto está sucediendo en la mayoría de los países emergentes, lo que ha perjudicado al sector exportador y retrasado la recuperación. Adicionalmente, la colocación de US$750 millones en bonos soberanos, unido a Reservas Internacionales Netas superiores a US$2,250 millones y un constante influjo de divisas por concepto de inversión extranjera directa, turismo, exportaciones y remesas, permite augurar que cualquier agente económico que intente “pescar en rio revuelto” en el mercado cambiario, se quedara con las manos en los bolsillos.

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