Los impuestos y la producción

Los impuestos y la producción

POR CARLOS DESPRADEL

El Caribe, Lunes 10 DE AGO 2009

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Resultan preocupantes las declaraciones de importantes funcionarios con relación a la necesidad de eliminar una serie de supuestos incentivos fiscales que ofrece el Gobierno a los sectores productivos.

Sería conveniente que el Gobierno presente un listado que incluya los incentivos a los cuales se está refiriendo, pues así se podrían disipar muchas inquietudes, lo que sería positivo en un momento en que aparentemente se han producido algunas desavenencias entre el Gobierno y el sector privado.

El Gobierno debe entender que la economía internacional está atravesando por un período de crisis, donde la gran mayoría de las naciones han visto disminuir su producción y consecuentemente sus ingresos.

Por tanto, la disminución de los ingresos fiscales no se debe a los “incentivos” otorgados por el Gobierno, sino a la recesión que sufre el país, donde las importaciones han disminuido un 30% de acuerdo a la DGA.

Reconocemos que este no es el mejor escenario para que el sector oficial se presente en unas importantes elecciones nacionales, pero sería un absurdo tratar de buscar mayores recursos fiscales penalizando aún más a los productores.

El señor presidente de la República se refirió recientemente a la necesidad de cambiar el modelo económico. Desde hace muchos años hemos estado totalmente de acuerdo con este planteamiento.

En efecto, ya le duele la punta al lápiz de tanto que hemos escrito sobre esta necesidad.

El nuevo modelo del que nos habla el Presidente debe estar basado en el ahorro, la inversión y la producción; no en uno sustentado por el consumo dispendioso.

Pero desafortunadamente el país está muy bajo en la escala internacional cuando se mide su capacidad competitiva, tal y como arroja la reciente encuesta hecha por el Foro Económico Mundial y por tanto, no podrá competir exitosamente en los mercados internacionales, mientras tengamos uno de los peores sistemas eléctricos del mundo, mientras la productividad de trabajo sea baja por falta de educación, mientras el Gobierno despilfarre el gasto público y otros escollos.

El Gobierno está equivocado si piensa que le es perjudicial otorgarle algunas facilidades al empresariado para compensar todas estas deficiencias existentes, pues son precisamente estas “facilidades” las que permiten a muchas empresas del país seguir generando riqueza, lo que constituye la fuente primaria de donde se nutren los tributos.

Que se aclare pues la situación, para no añadir un nuevo elemento perturbador a los productores nacionales.

Carlos Despradel es economista